Encendido en su llama, decae lentamente
Tiñendo el cielo claro, de múltiples colores…
Como queriendo no irse, sus brillantes fulgores
Desdibujan mil formas, que retan a mi mente.
Y mientras te disfruto, tardecita de enero…
Adivino siluetas, en el tapiz celeste
Me lleno del perfume penetrante y agreste
Del verde de los campos, entre finos senderos.
No quiero que te vayas, Inti de ojos ardientes
No quiero que termine mi viaje de gaviero
Y aunque lentamente, vislumbre las estrellas
Sé que son tus destellos, los que brillan en ellas
Sé que relucirás en otro día nuevo
Porque ese es tu destino: estar siempre presente.
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